"El verdadero héroe, el verdadero tema, el centro de la Ilíada es la fuerza. La fuerza manejada por los hombres, la fuerza que somete a los hombres, la fuerza ante la que se retrae la carne de los hombres. El alma humana aparece sin cesar modificada por sus relaciones con la fuerza, arrastrada, cegada por la fuerza de que cree disponer, encorvada bajo la presión de la fuerza que sufre. Quienes habían soñado que la fuerza, gracias al progreso, pertenecía en adelante al pasado, han podido ver en ese poema un documento; los que saben discernir la fuerza, hoy como antaño, en el centro de toda historia humana, encuentran ahí el más bello, el más puro de los espejos."
Simone Weil escribió este texto en 1940 tras la ocupación nazi de Francia, durante lo que Walter Benjamin llamó la medianoche de la historia. Buscaba iluminar con el espejo de la Ilíada la noche de los tiempos. Recordad, entonces, el tema: la fuerza que somete a los hombres, porque volveremos a las palabras de Weil. Por el momento regresemos al texto posible de la Ilíada según Baricco que fue leído -por un grupo de actores- en el otoño de 2004 en Roma y Turín, y en Santiago de Chile en enero de 2008; creo que también se hicieron otras funciones en otros países. Según cuenta Baricco, en Italia escucharon las dos lecturas más de diez mil espectadores, pagando, y la radio transmitió el espectáculo de Roma, y hubo personas que permanecieron en el coche durante horas, en el aparcamiento, incapaces de apagar la radio.
Baricco presenta la función Homero, Ilíada
en Santiago de Chile
en Santiago de Chile
Las intervenciones de Baricco para adaptar la Ilíada a un texto posible fueron de tres tipos: quirúrgicas, estilísticas y narrativas. Las intervenciones narrativas consistieron en elegir a veinte personajes -Helena, Aquiles, Ulises, Patroclo, Criseida, Andrómaca, Príamo...- para que contaran la historia en primera persona, con vistas a proporcionarle al espectador -oyente- unos personajes que encarnaran la voz de la historia -para el público de hoy recibir la historia de quien la ha vivido hace más fácil el ensimismamiento-; y, además, Baricco añadió algunos fragmentos, así, consideró que debía incluir el episodio del caballo (de Ulises) y la caída de Troya que no aparecen en la Ilíada sino en el libro VIII de la Odisea.
Las intervenciones estilísticas buscaban eliminar cualquier aspereza arcaica, buscar un italiano vivo y encontrar un ritmo, una respiración, en definitiva, una prosodia adecuada para una lectura pública; porque creo que acoger un texto que viene desde tan lejos significa, sobre todo, cantarlo con la música que es nuestra.
En cuanto a las intervenciones quirúrgicas, Baricco aligeró el texto -creando secuencias más concisas- y eliminó repeticiones. Y los dioses -que a menudo intervienen en la Ilíada-, fuera dioses: Son tal vez las partes más ajenas a la sensibilidad moderna y a menudo rompen la narración. Y una vez eliminados los dioses del texto, lo que queda no es tanto un mundo huérfano e inexplicable cuanto una historia humanísima en la que los hombres viven su propio destino como podrían leer un lenguaje cifrado cuyo código conocen, casi en su integridad. En fin, diríase que, según Baricco, corren malos tiempos para los dioses. Y sin embargo...
En la entrada anterior reseñé algunos textos a propósito de The wire, en concreto la entrevista de Nick Hornby con el creador de la serie. David Simon le cuenta que "The Wire es una tragedia griega en la que el papel de las fuerzas olímpicas lo desempeñan las instituciones potmodernas y no los dioses antiguos: El Departamento de Policía, la economía de la droga, las estructuras políticas, el sistema educativo o las fuerzas económicas que arrojan ahora rayos jupiterinos y dan patadas en el culo sin ninguna razón de peso. En la mayor parte de las series de televisión, y en buena parte de las obras de teatro, los individuos aparecen a menudo elevándose por encima de las instituciones para experimentar una catarsis. En este drama, las instituciones siempre demuestran ser más grandes, y los personajes que tienen suficiente hybris para desafiar al imperio americano postmoderno resultan invariablemente burlados, aplastados o marginados. Es la tragedia griega del nuevo milenio."
¿Recordáis?: La fuerza que somete a los hombres. Y justo en el párrafo anterior David Simon apuntaba que la línea temática de The Wire "abrevaba masivamente en Esquilo, Sófocles y Eurípides en cuanto a que nuestros protagonistas están marcados por el destino y se enfrentan a un juego previamenta amañado y a su radical condición de mortales". Y añade: "la mente moderna, en particular la occidental, encuentra anticuado y algo desconcertante dicho fatalismo (...) Somos una tropa de postmodernos (...) [y la idea de que], a pesar de tantos medios, dinero y ocio como tenemos a nuestra disposición, seguimos siendo el juguete de unos dioses indiferentes, se nos antoja anticuada y supersticiosa."
Así que me alegro muchísimo de que el texto de Baricco haya sido escuchado por miles de personas. Al fin y al cabo, todo gran texto resiste. Resiste casi todo. Y puede haber muchos grandes textos, pero ninguno superior a los de Homero. Y creo que las intervenciones de Baricco son razonables y el texto resultante conserva la fuerza y el magnetismo de la Ilíada, aunque el ejemplar que leí acabó lleno de fragmentos alternativos a lápiz en los márgenes, inconforme con la versión, pero serán manías mías. Sobra decir que la iniciativa me parece elogiosa y, de paso, envidiable. De hecho, uno llevó a cabo también una adaptación de la Odisea hace unos veinte años, para un solo oyente: nuestro hijo. En fin, es otra historia y quizá algún día la cuente aquí. Pero es inútil eliminar a los dioses y menos aún por el aquel de que resultan ajenas a la sensibilidad (post)moderna, que dice Baricco. Conviene no olvidar, como tantas veces me recuerda el maestro -y ahora también David Simon-, que las personas necesitamos el arte, no porque nos dé lo que queremos, sino porque nos da lo que necesitamos, aunque no lo sepamos todavía.
Con lo que me gusta la épica... no, espera, voy a decirlo como se merece. Con lo que me gusta la ¡¡¡ÉPICA!!! es normal que la Ilíada sea uno de mis libros favoritos; lo leí por primera vez con 12 años o así, en una versión reducida, y poco después en la completa; y hace años le pegué otra visita... y más que caerán.
ResponderEliminarComo sería de esperar en un "tali-fan" de Shakespeare como yo, mi lectura favorita de la Ilíada es la que hace este autor en su "Troilo y Crésida", una obra extraña que mezcla comedia y drama; cruel, sarcástica, triste, cínica y muy, muy amarga... y, por su visión ácida y su mezcla de géneros y estilos, su combinación de fantasía e "historia" (o mito), y su experimentación (mezcla diálogo plano y verso, no sigue las convenciones de giros dramáticos, deja el final y muchas tramas sin cerrar, fulmina las fronteras de géneros y provoca un distanciamiento casi bretchiano) se podría decir que es una precursora de la literatura posmoderna. Él también expulsa a los dioses de la ecuación, o más bien los encierra en la mente de sus personajes... que están retratados con una crueldad sorprendente en Shakespeare; da la impresión de que la usó para exortizar una época en la que no tenía mucha fe en la humanidad. No es muy conocida hoy, sin embargo era una de las favoritas de Goethe, pues la consideraba la cumbre de la imaginación shakespeariana.
Acertada apreciación a da inutilidade de eliminar aos deuses, se cadra porque os deuses son o radicalmente outro que nos envolve ou que nos sume. Poida que o que lle aconteza a "sensibilidade posmoderna" é que pense que virándolle as costas ou pechando os ollos, os ouvidos e demais "sentidos", o que hai no derredor perda a súa consistencia.
ResponderEliminarMenos mal que nos queda The Wire. Por fin puiden baixar a primeira tempada, so me falta saber activar os subtítulos para dar cabo dela.
Unha aperta e saúdos para o "mestre" das afiadas reflexións e da fonda mirada.