23/5/10
El mapa de los nombres
Leo en el periódico que se han rescatado -localizado, documentado y fijado- 400.000 topónimos en Galicia. Nombres de lugar. Lugares con nombre. Se calcula que faltan 800.000 topónimos por registrar. Ha concluido el trabajo de campo en 108 municipios, el 40% del territorio, pero aún quedan pendientes 148. Por poner un ejemplo, Oia, un municipio del SO de Galicia, alberga 9.000 topónimos. Más de un millón de nombres. Más de un millón de lugares con nombre.
Me gustan mucho los topónimos. Hago listas con ellos. Disfruto especialmente cuando puedo bautizar algún lugar -imaginario o no- en un guión con un topónimo -imaginario o no-. Traigo aquí algunos de Cabeza de Boi -un topónimo para empezar-, la aldea del padre de Ángeles:
Cruceiro de Ardín
Veiga de Arriba
Tomada Vella
Rabo de Porco
Quiñóns das Laxes
Prado do Outeiro
Tomada de Caxín
Boenllo
Herbeiros
A Pioca
As Loureiras
Veiga das Tripas
Y de Areas, la parroquia en la que nací:
Veiga Longa
Liñar de Lufe
As Bouzas
Cocho Benito
Ermida
Fontelas
Bouza Valada
A Mañisca
As Maravillas
Y otros que me gustan mucho:
Feital
Comares
Fial
O Viso
O Bacelo
Zamar
Piñeiro Manso
Volta da Moura
Morpeguite
Cariño
Y de aquí al lado:
Con de Agosto
Con Negro
Carreiro de Aguiño
Noro
Sálvora
Y uno de mis favoritos:
Lobosandaus
Un millón de topónimos dice algo de este país. No se trata de creatividad verbal. Se trata de una forma de habitar. O mejor, de las huellas nominales de una forma de habitar. De cuidar el mundo que nos fue dado. Los nombres de lugar nos cuentan la leyenda del tiempo. De un tiempo inscrito en los trabajos y los días en el curso de la vida. En los nombres de los lugares hallamos el rastro de una memoria de un patrimonio olvidado. Porque ya hay demasiados lugares donde ya no queda nadie para recordar los nombres. Los topónimos cifran aquel verso de Hölderlin donde proclama que poéticamente habita el hombre, por eso levantó de la tierra que pisaba el mapa de los nombres.
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Galicia es una debilidad. Y no desde ahora, sino desde pequeñita. Fuí por primera vez en 2007 y a Santiago ni más ni menos. Cuando el avión estaba a puntito de bajar ya tenía de todo por el estómago, por la ilusión de verlo todo tan verde y por otro tipo de ilusiones.
ResponderEliminarLuego los acentos, las piedras oscuras, más tonos de verde, las palabras leídas en las carreteras, los caminos y los sitios, la comida, las leyendas, las canciones, la gente...
Solo he vuelto una vez más, pero todavía me queda por ver un bosque de carballos, a ver si en pocos meses.
Boa noite
Fermosa loubanza da toponimia. E nunca as ennumeracións foron tan suxerentes... Mañufe, Viloira, Alxén...
ResponderEliminarEn fin, Daniel, gracias a entradas como ésta encuentro senderos que conducen de Cunqueiro a Hesiodo, de Castroforte a Eolia.
ResponderEliminarSomos un continuo, y los nombres lo demuestran. Los nombres de lugares son también herencia que se deja de padres a hijos.
Y quién sabe, quizás todo es más simple y cartesiano, pese a la innegable belleza de tu entrada, y de los nombres que aportas, y los por qués se reducen a otros nombres, tan fríos y científicos como "minifundio", "analfabetismo funcional", "catastro"...
Yo lo tengo claro: Con nuestra tierra no quiero saber por qué, sino dónde.
Gracias.
Me gustan los topónimos,es hacer cercano lo lejano,tener referncia de los lugares,conocerlos por lo que son o han sido,sus peculiaridades .
ResponderEliminarSus nombres son más bonitos cuanto más te dicen,forman parte de nuestra herencia,de la sabiduria popular.
Un saludo
En las montañas donde nací es muy difícil pasear por el mismo sitio porque el siguiente paso lo das ya en un lugar que se llame de otra manera...
ResponderEliminarPreciosa entrada
Señores, estoy cantando
ResponderEliminarlo que se cifra en el nombre.
Jorge Luis Borges.
Un abrazo.
esas marabillas que puxeches alí arriba está na provincia de Ourense????? Meu pobo chámase así :) un bico. Ah! por certo, a min tamen m gusta moito lobosandaus!
ResponderEliminarAs Maravillas -ou Marabillas, non sei ben o topónimo definitivo- ao que me refiro é un lugar na fronteira entre as parroquias de Areas -concello de Tui- e a parroquia de Sobrada -concello de Tomiño-, onde hai unha ermita dun San Benito moi milagreiro, alí me levaron de neno para curar unhas verrugas (había que levarlle ao santo unha ducia de ovos pedidos aos veciños da aldea). Vai tamén logo polo teu pobo que comparte o topónimo. Un bico.
ResponderEliminarGalicia arrecende a topónimo. É unha das súas riquezas, nomear calquera curva, calquera volta, calquer penedo.
ResponderEliminarTódolos días podes aprender o nome dun lugar, podes camiñar dun topónimo a outro con poucos pasos.
E o mellor de todo. Non hai a calle do McDonald's nin a calle do Starbucks.