Confieso mi debilidad por el Festival de Cannes. Prácticamente es el único de los grandes festivales que sigo con atención. Porque es un espejo del cine, pero un espejo de dos caras: por un lado ausculta el presente, por el otro presiente el cine por venir. Un espejo que cristaliza en una selección que privilegia el cine de autor, los cines y los cineastas emergentes, y el compromiso con el riesgo y la experimentación, ese cine que le produce sarpullidos a Boyero. En realidad, Cannes equilibra de forma insólita el arte y el comercio del cine. Sólo así puede explicarse que en 1992 le correspondiera la sesión inaugural del Festival a El sol del membrillo de Víctor Erice, por cierto una película que la Cinemateca de Toronto designó como la película de la década -y que para Boyero representa algo así como mentarle la bicha-. En fin, que ya lo sabéis, también siento debilidad por Cannes porque siempre trató con el respeto que merece el cine de Erice y lo acogió como a un gran cineasta. Ahora, en 2010, Víctor Erice forma parte del jurado de Cannes. Y me alegra verlo en las fotos, sobre todo cuando ningún informativo ha mencionado su presencia.
Jurado del Festival de Cannes 2010,
Víctor Erice, tercero por la izda.
Benicio del Toro, tercero por la dcha.
Víctor Erice, tercero por la izda.
Benicio del Toro, tercero por la dcha.
También me alegra leer que Benicio del Toro confesó en la rueda de prensa inaugural que aceptó formar parte del jurado, porque así podía pasar dos semanas con el director de El espíritu de la colmena, y que sueña con que lo llame para rodar una película. Y claro, siento debilidad -quizá masoquista- por Cannes porque luego tengo que pasarme uno o dos años o más intentando ver las películas que despertaron allí mi curiosidad. O sea, cada edición de Cannes me mantiene ocupado por un trienio o casi. Ahora me pregunto cuándo conseguiré ver la primera película de ficción del ucraniano Sergei Loznitsa o las últimas de Cristi Puiu, Hong Sang-soo, Abbas Kiarostami o Jean-Luc Godard. O la película de Oliver Laxe, Todos vós sodes capitáns, la primera película gallega seleccionada para la Quincena de Realizadores. A ver qué tal. Habrá cine para rato en el espejo de Cannes.
Que llame a Benicio del Toro o a quien sea, pero que haga una película. ¿Qué tal La promesa de Shangai? Jodido país...
ResponderEliminarHola Daniel, te he leído antes algunas veces desde el blog de Madison.
ResponderEliminarQuería decirte que me e gusta mucho lo que dices de Víctor Erice, porque a veces tengo la sensación de que hay una especie de intención de invisibilizarlo, de hacer como si ya no fuese, como si sólo hubiera sido. Es como si por debajo de esa unanimidad de considerarlo una gloria nacional hubiera una voluntad mucho más decidida de de meterlo en una vitrina y dejarlo ahí...
Saludos
Saludos