El cartel de Dies irae (1943) de Dreyer fue de las últimas obras de René Péron que descubrí. Los primeros carteles suyos que me llamaron la atención fueron los de King Kong (1933) de Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack, y Jour de fête (1949) de Jacques Tati (que tanto cautivaron también a Ángeles).
La potencia gráfica, la elegancia del trazo (y la gracia de las líneas), la dinámica de las diagonales, el uso del color (y su espléndida conjugación tonal), los efectos de profundidad con las sombras y las siluetas en negro, los rostros esculpidos (en algunos carteles encontramos verdaderos grupos escultóricos), la atinada tipografía... son algunos de los rasgos que más me gustan de la obra del gran cartelista francés René Péron.
Dos carteles de La pasión de Juana de Arco (1928)
de Dreyer
Fantomas contra Fantomas (1949)
de Robert Vernay
El hombre de Londres (1943) de Henri Decoin,
una adaptación de una novela de Simenon.
De aquí a la eternidad (1953) de Fred Zinnemann
That Girl from Paris (1936) de Leigh Jason
El eterno retorno (1943) de Jean Delannoy
Napoleón (1927) de Abel Gance
The Lost Squadron (La escuadrilla deshecha, 1932)
de George Archainbaud
Las maniobras del amor (1955)
de René Clair
Los orgullosos (1953) de Yves Allégret
El signo de la cruz (1932) de Cecil B. De Mille
El motín del Caine (1954) de Edward Dmytryk
The Enforcer (Sin conciencia, 1951)
de Bretaigne Windust
Lulú o La caja de Pandora (1929)
de G. W. Pabst
La noche es nuestra (1930)
de Roger Lion, Henry Roussel y Carl Froelich
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