29/3/11

Polvos azules

En una de las entradas -sin fechar- de los fragmentos de los Diarios de Ricardo Piglia, que han empezado a publicar desde enero a mediados de cada mes en Babelia, leo que el escritor argentino buscaba en Film Noir, un video-club de Chelsea en Nueva York especializado en el género policial, Sección: Desaparecidos, una película del director francés Pierre Chenal basada en una novela de David Goodis y rodada en Buenos Aires. Un filme mítico que nadie ha visto, dice Piglia. Yo tampoco. También dice que se filmó en los años 40. Ahí se equivoca, se rodó en 1956 y, según mis datos, se estrenó en Argentina dos años después. El caso es que no tenían la película en Film Noir pero el Holandés le aseguró a Piglia que podía localizarla, eso sí, tenía que darle algo de tiempo, esperaba encontrarla en Polvos azules, un sitio de Perú donde se encuentran copias de todas las películas que se han filmado en el mundo.  


Polvos azules. Hay que ver. En Río fugitivo, el blog del escritor boliviano Edmundo Paz Soldán encuentro una entrada del pasado agosto donde cuenta que sus amigos, al enterarse de que viajaba a la Feria del Libro de Lima y sabiendo que le gusta buscar películas raras, le recomendaron una visita a Polvos azules asegurándole que todo estaba allí. Como era de imaginar, Polvos azules es un centro comercial donde todo está pirateado, incluso lo han calificado como el emporio de la piratería y se ha convertido en un destino turístico obligatorio de Lima. Todos van a Polvos azules. Paz Soldán se pasó la mayor parte del tiempo en las galerías 17 y 18, dedicadas a las películas, que los limeños -benjaminianos ellos- llaman pasajes. Para los cinéfilos latinoamericanos, aunque no sólo para ellos, el Pasaje 18 de Polvos azules, dedicado al cine clásico e independiente, ha cobrado un aura mítica. Hasta los cineastas invitados por el Festival de Lima -pongamos por caso Lisandro Alonso- han bendecido a los piratas del Pasaje 18 e Isabelle Huppert los calificó como los Robin Hood del cine. Paz Soldán quedó impresionado por lo exhaustivo de los catálogos: en uno de ellos, dedicado al cine latinoamericano encontré películas bolivianas inhallables en mi país. Y confiesa que salió de allí con treinta películas en una bolsa negra y lágrimas en los ojos.

Pero no lloraba de emoción, sino por los gases lacrimógenos que la policía había tirado allí la noche anterior. Pero no para capturar a los piratas, de hecho normalmente se dedican a mantener el orden en el centro comercial, ni siquiera se trataba de una operación policial, sino por cuenta propia, se ve que andaban justos para llegar a fin de mes y necesitaban algo de dinero. En fin, vive y deja vivir.

Fotograma de U samogo sinego morya (Al borde del mar azul
de Boris Barnet

Fotograma de La maestra rural de Mark Donskoi

La verdad, si viajara a Lima también me daría una vuelta por Polvos azules, y no por el aquel de encontrar rarezas -aunque si se presentaran pues también-, tantas películas normales me quedan por ver. Así que me centraría en buscar Al borde del mar azul (1936) de Boris Barnet o La maestra rural (1947) de Mark Donskoi, o sin ir más lejos Misterios de Lisboa (2010) de Raúl Ruiz  y El último verano (2009) de Jacques Rivette, que tengo una ganas enormes de ver y seguro que ya las han pirateado; pero bueno, no me hará falta ir a Lima para ver estas dos últimas, sólo tendré que volar seiscientos kilómetros, hasta Madrid.



Y eso que en Galicia hay más de ciento veinte salas de cine, pero no programan ninguna de las diez o doce de películas que nos encantaría ver. Eso sí que da ganas de llorar y no los gases lacrimógenos. De esto es de lo que hay que hablar cuando se habla de combatir la piratería. Del cine invisible. Del monocultivo en la distribución de cine... Paciencia. Eso o Polvos azules.

7 comentarios:

  1. Me apunto a "Polvos azules". Es un arte copiar, reproducir y distribuir con la participación de gases lacrimógenos. Cada pais es un mundo pero nosotros no tenemos fronteras. Deseo formar parte de este espacio donde el cine dormita a la espera de nuestros deseos y adquisiciones.
    Saludos

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  2. Daría un buen puñado de dólares por conseguirte esas películas. Tanto te debo.


    Un abrazo.

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  3. No tenía ni idea de la existencia de "Polvos azules", y ya solo el nombre es maravilloso. Como Isla Tortuga. Como Borneo. Una utopía pirata.

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  4. Es verdad lo que dice Daniel, sólo el nombre ya es tremendamente sugerente pero la idea es maravillosa. No me extraña que se haya convertido en un lugar de peregrinación.

    Besos, Daniel

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  6. La maestra rural (VOSE)
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    Al borde del mar azul (VO)
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  7. El último verano (VOSE)
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