6/3/11

Pero ¿vamos al cine o no?


-¿Vamos al cine o no?
-Vale, si quieres.
-Me he quitado las bragas para que me toques en la oscuridad.
-¿Crees que pasarán un noticiario?
-Claro que sí.
-Mejor que te dejes las bragas.
-Pero ¿qué te pasa?
(Ahora él, que ha estado leyendo una revista mientras hablaba con ella, la mira. Se miran.)
-Quiero ver la película.
(Él vuelve a la revista.)
-Oye, si me paseo por ahí habrá mil tíos encantados de follarme.
-Pues venga, yo me voy a casa.
-Eres realmente asqueroso, ¿no ves que intento construir una relación entre nosotros?
-No puedes construir una relación a martillazos.
-Pero ¿vamos al cine o no?
-Vale, vamos.
(Él enrosca la revista y se encamina hacia el cine. Ella se dispone a seguirlo.)


La escena y el fotograma pertenecen a Sauve qui peut (la vie) de Godard, o como se indica en los créditos, un filme compuesto por Jean-Luc Godard, una película de 1980 con un guión firmado por Anne-Marie Mièville y Jean-Claude Carrière, aunque uno apostaría a que esos diálogos fueron escritos por Godard; digamos que el argumento de Carrière ardió con facilidad en la mirada del cineasta, pero la colaboración de Mièville fue más significativa y profunda, más allá de que firmara también el montaje con Godard. Sauve qui peut... significó, además de uno de los primeros filmes importantes de Isabelle Huppert,



el regreso al cine de Godard después -del eclipse- de los años militantes -y maoístas- del grupo Dziga Vertov, y de los trabajos en vídeo para la televisión con Anne-Marie Mièville. Hay dos mujeres decisivas en la vida y la obra del cineasta, la actriz Anna Karina, en los sesenta, y desde hace casi cuarenta años la cineasta Anne-Marie Mièville con quien vive y trabaja desde 1976 en su casa de Rolle, cerca de Ginebra, con el taller en la planta baja y la vivienda en la planta de arriba. Fue Anne-Marie Mièville quien empujó a Godard a volver al cine.

Anne-Marie Mièville y, de espaldas, Godard en 2000

Godard llegó a referirse a Sauve qui peut como su segunda primera película. En su retorno, descubrimos una película de dolorosa belleza con una visión desesperada -aunque no exenta de humor- sobre un mundo donde, en palabras de Colin MacCabe, nadie es libre salvo los bancos, que campan a sus anchas, donde el mercado dicta su ley, y los hombres padecen y despliegan una sexualidad dañada y dañina, que convierte a las mujeres en fetiches. Una insatisfacción, en fin, que se revela como una metonimia del propio cine y del trabajo del cineasta, que somete el cuerpo de sus actrices a una puesta en escena que las transforma en fetiches de una película, pura mercancía para el consumo de los espectadores.

Jean-Luc Godard

En el cine de Godard narración y pensamiento, relato y ensayo, texto y crítica, ficción y reflexión, resultan inseparables, y Sauve qui peut... supone una nueva encrucijada, una película-gozne entre las transfiguraciones del cine de género que representan sus películas de los sesenta, donde las citas orales y escritas, los comentarios en voz over sobre la acción, lo experimental, el documento y lo confesional encontraban asiento, y las modulaciones ensayísticas de los filmes de las últimas tres décadas, que se consuman en sus Histoire(s) du cinéma,


cine en primera persona donde no faltan los pasajes y las formas de la ficción, aunque sean siempre, eso sí, formas que piensan. Formas que podrían emparentarse con los dispositivos fronterizos de Sebald, Coetzee o Vila-Matas en el el terreno de la literatura. Por decirlo con palabras tempranas (1961) del propio Godard, el cine es eso: una aventura con la filosofía de esa aventura al mismo tiempo. Y porque hace cine y no propiamente películas -los filmes no son más que entregas, episodios, arribadas en su viaje de exploración- no le queda otra sino redescubrirlo como si fuera la primera vez, a diferencia de esos realizadores que, si el cine no existiera hoy, tampoco querrían inventarlo.


Ángeles se impacienta.
-Pero vamos al cine o no?

5 comentarios:

  1. Bueno, ya contareis como fue...

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  2. Yo vendria al cine contigo y también me sacaria las bragas.
    Él se lo pierde si no te acompaña
    Un beso

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  3. Cuando novios, mi chica y yo -como tantos- solo podíamos meternos mano en los cines, por eso siento cierta tristeza cuando veo una película tan serio y formalito.

    Tu clase, como siempre.

    Un abrazo.

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  4. Buen post.
    Godard le mete mano al cine, o mejor dicho a las películas, y hace el amor con el cine. Sin estas "salpicaduras" de Godard, entre otros, la cosa del cine sería un ente plano.
    Gracias por estar ahí.
    ¡Salud!

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  5. No hay que rechazar nunca una oferta como esa.
    La del cine tampoco, claro.

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