Si lo sé no me despierto. Enciendo la radio a las seis de la mañana y la primera noticia que escucho es que Mario Monicelli ha muerto. Se tiró ayer por la ventana de la habitación del hospital de Roma donde estaba internado por un cáncer. Tenía 95 años. Madrugar para esto. Se nos fue uno de los grandes del cine italiano, el maestro de la comedia agria, la que despierta la risa -que tantas veces se nos hiela- sobre el reverso de lo trágico, la que emerge de un profundo dolor, el de los pobres hombres como nosotros, nuestros prójimos. El humor era el cristal con el que Mario Monicelli miraba más hondo. Se ve que el pozo era demasiado negro ya y no había manera de que la risa lo iluminara, ni siquiera la de quien nos dejó obras maestras de la comedia alla italiana como I soliti ignoti (1958) -titulada aquí Rufufú- o La gran guerra (1959). O I compagni (1963), o sea, Camaradas, una comedia marxista -de Carlos Marx, claro, faltaría más-.
A Mario Monicelli le encantaba escribir rodeado de guionistas y rodar rodeado de actores. Le gustaba su compañía. Hace unos meses encontré en Roma Il mestiere del cinema, un librito que atesora una conversación con el cineasta, lo abro y leo a propósito de las jornadas de guión con Age, Scarpelli o Suso Cecchi D'Amico:
Si parlava di tutto -ma credo che si faccia così anche adesso, si debba fare così-, si parlava di quello che era successo in generale, di pettegolezzi, di film che si erano visti, di cose che si volevano fare, dei romanzi che avevano venduto molte copie e che avevamo letto, e poi l'ultimo scorcio della giornata si parlava del film, più specificamente. Si scavaba nel racconto, oppure si definivano i personaggi...
O sobre los rodajes:
Mi piace raccontare il gruppo, a me piace quando gli attori sono tanti, che sono tutti insieme; ecco, mi piace lavorare con loro quando sono in gruppo.
Mario Monicelli, el segundo por la izda., con los actores
en el rodaje de Rufufú
Trabajó con Tognazzi, Sordi, Gassman o Mastroianni. También le gustaba mucho Monica Vitti y (nos) la convirtió en actriz de comedia en La ragazza con pistola (1968).
El final no tiene nada de trágico, dijo Monicelli en una de sus últimas entrevistas. He conocido a hombres y mujeres, hemos trabajado juntos, lo hemos pasado bien. Después de esta vida, nos vamos a otro mundo, si lo hay, veremos cómo es, será toda una aventura, y si no hay nada más, pues basta.
Basta, entonces. Arrivederci, Mario.
Si, por favor, sigue despertándote.
ResponderEliminarLa dignidad de salir por la ventana si uno quiere.
Por aquí sigo, con Kiarostami, con Raymond Chandler, con Renoir, con Elena…
…por aquí sigo como puedo.
Un fuerte abrazo, Daniel y compañía.
Admirable que un hombre de 95 años tenga la fortaleza moral de saltar por la ventana.
ResponderEliminarNo me cabe la menor duda de que tuvo un feliz vuelo. Descanse en paz o siga la aventura.
Un abrazo.
Arrivederci :(
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