2/11/10

Una conversación inacabada


Volví a las páginas de Bajo el volcán, la novela mejicana de Malcolm Lowry que transcurre a lo largo de doce horas del Día de los Difuntos de 1938 en Quauhnáhuac, aunque sería más apropiado decir que acontece en la mente del Cónsul, un borracho acosado por los fantasmas que vive su particular Odisea joyceana y su Infierno dantesco. A Lowry le costó diez años escribirla, pero es la obra de toda una vida. Bajo el volcán era su destino. En el prólogo a la primera edición francesa en 1949, el autor escribía:

Esta novela puede ser leída simplemente como una historia en el curso de la cual el lector puede saltarse pasajes, pero de la que disfrutará mucho más si no se salta nada. Puede ser considerada como una especie de sinfonía, como una ópera o como una película de vaqueros. Yo quise hacer música hot, un poema, una canción, una tragedia, una comedia, una farsa, y así sucesivamente. Es superficial, profunda, distraída, pesada, según los gustos. Es una profecía, una advertencia política, un criptograma, una película cómica, un absurdo, una frase sobre el muro. Puede ser considerada como una especie de máquina: funciona, puede creerlo, lo he descubierto a costa mía. Y en el caso de que usted sospechase que he hecho cualquier cosa salvo una novela, le contestaría que a fin de cuentas mi intención fue la de escribir una verdadera novela, de hecho una novela endiabladamente seria.


Una novela con todas las letras, mayúsculas. De esas novelas en las que el escritor se deja, no ya la piel, sino el alma. De ésas en las que la escritura es una consumación. Una inmolación del novelista. Una lúcida perdición. De esas novelas de las que no sales indemne.

Fue uno de los primeros libros de los que hablé largamente con el maestro hace veinticinco años. Y ahora en las páginas de Bajo el volcán encuentro el eco de aquella conversación de horas a lo largo de días en el curso de las semanas que amojonaron nuestro viaje mejicano de la mano de Lowry. Hilos de la memoria de una conversación inacabada que se tensan en la inexorable rueda del tiempo.

4 comentarios:

  1. Hay recuerdos en el corazón de los que quedan que son como ramos de flores frescas para el alma de los que se van. Un abrazo muy fuerte, Daniel.

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  2. Esta escuela no es “la miga”. No, Platero, no. Por eso no me sufre el corazón aunque llegue con muchos deberes sin hacer.
    Daniel, tomo nota de esta NOVELA.

    Un fuerte abrazo.

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  3. "Una conversación inacabada "podria ser el título de una pélicula,de una novela o posiblemente de esos posos que algunas veces quedan en nuestra memoría.
    Un saludo

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  4. Me gusta cuando la gente se deja el alma.
    Me gusta no salir indemne.

    Un abrazo.

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