8/11/09

La capital del mundo

6 de noviembre de 1936

El ejército franquista llega a las puertas de Madrid.
El gobierno ha abandonado la ciudad.
La caída de Madrid parece cuestión de horas, como máximo de días.


7 de noviembre de 1936

¡Madrid, Madrid! ¡Qué bien tu nombre suena,
rompeolas de todas las Españas!
La tierra se desgarra, el cielo truena,
tú sonríes con plomo en las entrañas.


Antonio Machado dedica sus versos al Madrid republicano que resiste. Bueno, vale, no serán los mejores versos. Pero son las palabras de un poeta que se ha quedado en el Madrid sitiado y desde cualquier tiempo se erige en símbolo de la decencia aquel noviembre. Como Miguel Hernández que combate a las órdenes de El Campesino en Boadilla del Monte. Como los ferroviarios del Batallón Comuna de París que resisten en la Estación del Norte.


El general Miaja y el teniente coronel Rojo dirigen la defensa de la ciudad. El general envía una proclama a los combatientes: En Madrid no se puede retroceder. Quien dé una orden de retirada, sea jefe u oficial, está cometiendo un acto de traición. De mí sólo recibiréis una orden: avanzar.

La 1 brigada de Enrique Líster se entrega a la reconquista de Villaverde casa por casa. Han decidido que no van a dar un paso atrás.


Cipriano Mera, albañil, anarquista, comandante de la XIV División del Ejército Popular de la República se dirige a los 3.000 combatientes reunidos en Albarracín, en un frente controlado: Madrid está en peligro. Tenemos que ir a salvarlo. Que nadie se haga ilusiones. Vamos a morir. Los que quieran venir, que den un paso al frente. No puede llevar a tantos, debe dejar a mil de los que quieren ir a defender Madrid, no puede dejar el frente indefenso.



8 de noviembre de 1936

Los voluntarios de la XI Brigada Internacional entran en Madrid al mando del general Kleber. Son hombres de más de veinte nacionalidades. Se dirigen al frente. En la Ciudad Universitaria.


Ha comenzado la batalla de Madrid.
Ha comenzado la defensa de la capital del mundo aquel noviembre de 1936.



La primera vez que estuve en Madrid empezaron por mostrarme los lugares en que hace setenta y tres años se combatía por el destino de la Humanidad. Me llevaron hasta el final de Princesa y me dijeron: hasta aquí llegaba el tranvía, aquí estaba el frente, aquí resistieron, aquí pararon al fascismo durante tres años. Luego nos fuimos al Museo del Prado (otra trinchera).

Cada noviembre recuerdo a aquellos hombres, a aquellas mujeres, al pueblo en armas. Se lo debo. Recordar aquel noviembre de 1936 cuando Madrid fue la capital del mundo.


1 comentario:

  1. MADRID, CORAZÓN DE ESPAÑA

    Madrid, corazón de España,
    late con pulsos de fiebre.
    Si ayer la sangre le hervía,
    hoy con más calor le hierve.

    Ya nunca podrá dormirse,
    porque si Madrid se duerme,
    querrá despertarse un día
    y el alba no vendrá a verle.
    No olvides, Madrid, la guerra;
    jamás olvides que enfrente
    los ojos del enemigo
    te echan miradas de muerte.
    Rondan por tu cielo halcones
    que precipitarse quieren
    sobre tus rojos tejados,
    tus calles, tu brava gente.
    Madrid: que nunca se diga,
    nunca se publique o piense
    que en el corazón de España
    la sangre se volvió nieve.
    Fuentes de valor y hombría
    las guardas tú donde siempre.
    Atroces ríos de asombro
    han de correr de esas fuentes.
    Que cada barrio, a su hora,
    si esa mal hora viniere
    -hora que no vendrá- sea
    más que la plaza más fuerte.
    Los hombres, como castillos;
    igual que almenas, sus frentes,
    grandes murallas sus brazos,
    puertas que nadie penetre.
    Quien al corazón de España
    quiera asomarse, que llegue,
    ¡Pronto! Madrid está lejos.
    Madrid sabe defenderse
    con uñas, con pies, con codos,
    con empujones, con dientes,
    panza arriba, arisco, recto,
    duro, al pie del agua verde
    del Tajo, en Navalperal,
    en Sigüenza, en donde suenen
    balas y balas que busquen
    helar su sangre caliente.
    Madrid, corazón de España,
    que es de tierra, dentro tiene,
    si se le escarbara, un gran hoyo,
    profundo, grande, imponente,
    como un barranco que aguarda...
    Sólo en él cabe la muerte.

    RAFAEL ALBERTI

    Siempre recordando...
    Un saludo

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