Sugar Ramos había nacido en Matanzas. Debutó en La Habana el 5 de abril de 1953 en un combate con René Arce; ganó por K.O. Era un púgil con un veloz juego de piernas, manos rápidas y una derecha demoledora, y se encomendaba a su Changó cada vez que subía al ring. El 8 de noviembre de 1959 ganó por K.O. en el octavo asalto a José El Tigre Blanco. El Tigre murió horas después. Sugar Ramos no quería volver a pelear, pero la familia de su difunto rival le convenció de que su destino era ser campeón del mundo.
Aquella profecía se cumplió el 21 de marzo de 1963 en Los Ángeles, cuando Sugar Ramos ganó la pelea por el título mundial del peso pluma con Davey Moore. Davey Moore murió unos días después. Lo canta Dylan en Who Killed Davey Moore? Pero nunca nombra al púgil matancero. Ni un solo verso.
Y el nombre era su destino. Se llamaba Ultiminio. Ultiminio Sugar Ramos.
Breve y demoledora historia. El mundo del boxeo tien unas cuantas terribles. Literarias. cinematográficas. En Argentina tenemos un largo historial de boxeadores que acabaron mal. Gatica. Bonavena. Monzón. Galíndez. Loche. Tengo algo escrito al respecto en el blog, bajo la etiqueta Ring.
ResponderEliminarMujeres -de las malas-, mafia, asesinatos, accidentes.
Acabamos de ver No habrá paz para los malvados. Ese clima, esa espesura...
Abrazo grande.
Cómo sabes guardarte lo mejor para el final... ¡Ultiminio!
ResponderEliminarUn abrazo.