El ladrón de Bagdad (1940)
de Ludwig Berger, Michael Powell
y Tim Whelan.
The Shanghai Drama (1938)
de G. W. Pabst
Y "recuerda".
The Tall T (1957) de Budd Boetticher
The Hunchback of Notre Dame (1939)
de William Dieterle;
aquí, Esmeralda, la zíngara.
Los carteles de cine, sobre todo algunos carteles de cine te devuelven lo perdido. Las colas, la algarabía, el olor a desinfectante, las galletas de coco, las butacas de madera, el calor de la pantalla y la humanidad prendida de un proyector de luna.
El hombre de Laramie (1955)
de Anthony Mann
Las zapatillas rojas (1948)
Llamad a cualquier puerta (1949)
de Nicholas Ray
On the Waterfront (1954) de Elia Kazan;
aquí, La ley del silencio.
Como recordaba Gian Piero Brunetta, los carteles encendían nuestro sueños; ahora encienden nuestra memoria y pintan el cine de nuestra infancia. Basta ponerle los ojos encima a la obra del gran cartelista italiano Anselmo Ballester.
Man in the Dark (1953) de Lew Landers
M (1951) de Joseph Losey
El camino del pino solitario (1936)
de Henry Hathaway
Spellbound (1945) de Alfred Hitchcock;
aquí, Recuerda.
La diligencia (1939) de John Ford
Heaven Can Wait (1945) de Ernst Lubitsch;
aquí, El diablo dijo no.
Johnny O'Clock (1947) de Robert Rossen
Ride Lonesome (1959) de Budd Boetticher
T-Men (1947) de Antonny Mann;
aquí, La brigada suicida.
Quai des Orfèvres (1947)
de H. G. Clouzot;
aquí, como en Italia, En legítima defensa.
Roma, città aperta (1945)
Qué maravilla de composición, conjugando -con dinamismo y profundidad- escenas y tiempos, gráfica y tipografía, líneas y volúmenes, el color y las formas, luces y sombras.
Walk East on Beacon (1952)
de Alfred L. Werker
The Long Haul (1957) de Patrick Allen
La città si difende (1951)
de Pietro Germi
Assignment Paris (1952)
de Robert Parrish;
aquí, como en Italia, Destino Budapest.
Texas (1941) de George Marshall
L'amore (1948) de Roberto Rosselini
Sirocco (1951) de Curtis Bernhardt
Last of the Comanches (1953)
de André De Thot
The Big Heat (1953) de Fritz Lang;
aquí, Los sobornados.
My Name Is Julia Ross 1945)
de Joseph H. Lewis
Deseos humanos (1954) de Fritz Lang
En la obra de cartelistas como Anselmo Ballester no sólo vuelven a vernos las peliculas, sino que los carteles devienen reliquias de un cine -y de una forma de verlo- que formó nuestra sensibilidad y llovió nuestra mirada.
Salomé (1953) de William Dieterle
The Lady in Question (1940)
de Charles Vidor
Cover Girl (1944) de Charles Vidor;
aquí, Las modelos.
You'll Never Get Rich (1941)
de Sidney Lanfield;
aquí, Desde aquel beso.
La dama de Shanghai (1948)
de Orson Welles
Affair in Trinidad (1952)
de Vincent Sherman;
aquí, La dama de Trinidad.
Qué devoción destilan los carteles de las películas de Rita Hayworth.
Qué delicadeza de boceto para el cartel de Shangai Express de de Marlene y Sternberg.
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