Sería bueno meditar mucho, para expresar algo de lo perdido, / de aquellas largas tardes de la infancia / que nunca así volvieron... ¿y por qué? / Aún nos acordamos... quizá en una lluvia, / pero ya no sabemos lo que eso significa... escribe Rilke en uno de los poemas que tituló Infancia.
A. Aubrey Bodine, 1933
Alain Laboile
Aldo Beltrame, 1956
Arthur Leipzig, 1946
Bernard Plossu, 1965
Bert Hardy, 1950
Bruce Davidson, 1965
Cartier-Bresson, 1962
Christer Strömholm, 1951
Colin Jones, 1963
Colin O'Brian, 1960
Desirée Dolron, 2002
Eva Besnyö, 1931
George Rodger, 1962
Harold Feinstein, 1949
Helen Levitt, 1940
Jean Dieuzaide, 1953
Jean Hermanson, 1967
Jean-Philippe Charbonnier, 1954
John Gutmann, 1938
Julia Tikhomirova
Ken Russell, 1954
Lucien Clergue, 1955
Mario Cresci, 1979
Philipp Kester, 1910
Richard Kalvar, 1969
Roger Mayne, 1956
Russell Lee, 1938
Sally Mann, 1991
Sibylle Bergemann
Terence Spencer, 1953
Thomas Hopker, años 50
Tibor Honty, 1963
William Gale Gedney, 1955
Willy Ronis, 1954
Wynn Bullock, 1956
Zoltan Vancso
Y quizá sería bueno también enhebrar con un hilo de la memoria aquellas imágenes rescatadas de las ruinas del tiempo con la criatura (o las criaturas) que fuimos. Por si aún nos reconocemos en la patria perdida. Acaso en una lluvia.
Increíble lo que transmiten las imágenes. Aunque particularmente siempre he creído en una melancolía de vivir lo no-vivido, y en estas fotos (o en parte de ellas) existe una histórica «decadencia» por decirlo de alguna forma (en esencia, me refiero a la tristeza que transmiten los fondos industriales y los niños cuasi-inocentes), que te parte el alma y a la vez hace a uno desear haber nacido en otro tiempo en que no era posible gran parte de lo que hoy forma parte de la cultura.
ResponderEliminarEstoy yendo demasiado lejos, seguramente, pero ¿quién no quiere ir demasiado lejos? Hasta el fondo, podríamos decir, podríamos querer.