7/5/12

La lectora




Descubrí a Ted Kooser por casualidad. Por el azar de un poema.


Selecting A Reader

First, I would have her be beautiful,
and walking carefully up on my poetry
at the loneliest moment of an afternoon,
her hair still damp at the neck
from washing it. She should be wearing
a raincoat, an old one, dirty
from not having money enough for the cleaners.
She will take out her glasses, and there
in the bookstore, she will thumb
over my poems, then put the book back
up on its shelf. She will say to herself,
"For that kind of money, I can get
my raincoat cleaned." And she will.


Y hasta probé a traducirlo:


Escogiendo un lector

Lo primero, tiene que ser guapa,
y encaminarse con cuidadito a mi poesía
a la hora más solitaria de la tarde,
el pelo aún húmedo por el cuello,
recién lavado. Debería llevar
una gabardina, una vieja, sucia
porque no tiene dinero para llevarla al tinte.
Se pondrá las gafas, y allí,
en la librería, hojeará
mis poemas, luego pondrá el libro
en la estantería. Y se dirá:
"Por este dinero puedo llevar
la gabardina a la tintorería". Y lo hará.


Qué amoroso cuidado en escoger un lector, esa caricia entre el título del poema y la lectora del primer verso, cómo la pone en la librería, cómo le deja el pelo mojado y señala su nuca (quizá se apartó el pelo y vemos el huequito...), cómo la viste con la gabardina, pero vieja y sucia, sobre todo sucia (vestirla así es una forma de desnudarla), cómo nos deja suspendidos de su mirada (las gafas) y de sus manos (pasando las páginas)... Nos la desvela para dejarnos a su merced, tan desvalidos como esos versos que ella ojea antes de comprobar el precio. Ted Kooser ve en un poema el registro de un descubrimiento jubiloso. Como esa lectora que devuelve los poemas a su lugar en la estantería. Pero volverá, con la gabardina suficientemente sucia. Y dudará entre el libro y el tinte. Para alegrarnos el día.

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