No sé cómo se escribe. Quiero decir: no sé cómo empieza uno a escribir y menos aún cómo acaba uno escribiendo lo que escribe. Siempre es como la primera vez. Nunca se aprende. Uno recuerda: cómo fue la vez anterior, las veces anteriores, todas las veces. La primera vez. No se sabe. Nadie sabe. Cada vez que uno empieza a escribir es como un niño que aprende a andar. Pero una vez que sabes andar, nadie piensa en cómo se anda. Sólo los que ya no pueden se lo plantean: cómo será andar. Empezar a escribir -un guión, una novela, un cuento, un artículo- viene a ser como afrontar la parálisis.
Alguien le preguntó a Philip Dunne -el guionista de Qué verde era mi valle, de El fantasma y la señora Muir, de Pinky- si alguna vez había sufrido el bloqueo del escritor: Todo el tiempo. Siempre. Es endémico.
No es un consuelo, claro. Sólo es una cita. Pero acompaña.
Y, para colmo, los recortes a la Ley de Dependencia nos han dejado sin subvenciones para siquiera malpagarles a las Musas.
ResponderEliminarAbrazo grande.
(a ver si ayuda a desbloquear)
También consuela.
ResponderEliminarDale.