Sidney Lumet
Y allí estaba yo, arrellanado, disfrutando de la caña bajo una sombrilla, leyendo el periódico un esplendoroso y cálido domingo de abril, e ignorando olímpicamente a cuanto pretendiente de nuestro lugar en el mundo se presentaba. Así fue como me enteré de que Sidney Lumet había muerto el día anterior en Manhattan. Cuando traje a esta escuela, hace casi dos años, Antes que el diablo sepa que has muerto (2007), ya nos temíamos que estábamos viendo su última película y la disfrutamos sabiendo que no es fácil que un cineasta americano de 85 años pueda ponerse tras la cámara, pero nos alegramos aun más de que rodara esa película, ahora sí, ya sin remedio, la última lección de un maestro.
Lumet dirige a Philip Seymour Hoffman
en Antes que el diablo sepa que has muerto
Y temiendo encontrar en las páginas del periódico los comentarios desganados de las necrológicas rutinarias, uno se sintió aliviado al descubrir la firma de un cineasta que respeta como Enrique Urbizu en una columna que rendía tributo al director de El prestamista (1964), El príncipe de la ciudad (1981) o La noche cae sobre Manhattan (1996):
Lumet siempre trató de hacer películas para gente adulta e inteligente. Trató al espectador como a un igual y nunca pensó que fuésemos un rebaño de imbéciles. En estos tiempos frívolos y aterradores que vivimos muchos le echaremos de menos. Ahora que la industria del cine norteamericano parece inclinarse definitiva y exclusivamente del lado del espectáculo banal, su muerte es un epitafio del compromiso moral que implica dedicarse a contar las historias de nuestros semejantes.
Lumet dirige a Vanessa Redgrave en La gaviota
Lumet con Faye Dunaway en el rodaje de Network
Ensimismado, ni siquiera reparé en dos jovencitas de latitudes boreales que a punto estaban de caer redondas por un golpe de calor y se habían acercado buscando la sombra que nos cobijaba, hasta que Ángeles me avisó de que había llegado la hora de reunirnos con nuestros amigos. Cuando dejamos la mesa libre, las muchachas sonrieron agradecidas, como si el cielo las hubiera escuchado. Y camino de la Plaza del Alamillo, evocábamos escenas de las películas de Lumet que nunca olvidaremos. Puede descansar en paz, guardamos memoria de su cine: esa batalla ya no tiene que lucharla. El diablo ya lo sabe.
Como decía una señora argentina, "se está muriendo gente que no se había muerto nunca". Y en este caso, ha muerto alguien que simplemente no debería morirse.
ResponderEliminarDescanse en paz.
Alomejor en esto consiste hacerse mayor, en que se muera gente que creías inmortal o que como dice Daniel no debería morirse. Gracias por el link, Daniel porque la otra entrada yo no la había leído :)
ResponderEliminarMuchos besos para los dos y muchos domingos de periódico y suplmento
Me decía mi abuelo que conocía ya a más gente muerta que a gente viva.
ResponderEliminarAnoche estuve tonteando con Las Aventuras de Feluda que lo tenía en la colección amarilla de Siruela…
… y ya me urges a buscar sus películas. Si, me urges…
Daniel, Ángeles, hay que daros las gracias por estar ahí. Un abrazo y un beso.