23/9/10

Las maletas de la memoria

Cada año leo menos la prensa, ya ni siquiera le soy fiel a El País. Quiero decir, que lo leo menos días y cada vez encuentro menos que leer. Desde hace unos años, suelo pasar las primeras horas de la mañana de los jueves en una cafetería. A veces leo, otras escribo, algunas las dos cosas. Si se presenta la ocasión también pongo la oreja para escuchar alguna conversación interesante, mientras hago que leo o escribo. Como la camarera -una chica encantadora- ya sabe de mis rutinas, en cuanto me siento a la mesa de siempre me trae un café y El País, y yo se lo agradezco aunque más de una vez apenas lo hojeo y lo olvido. Pero hoy pude desayunarme con algo que me interesaba, la historia de la maleta mejicana de Rober Capa.


La maleta mejicana contenía más de cuatro mil negativos de las fotografías que habían hecho en España, durante la guerra civil, David Seymour, al que todos los del oficio conocían como Chim, Gerda Taro y Robert Capa. Durante mucho tiempo esa maleta estuvo desaparecida hasta que en 1995 se supo que estaba en Méjico y fue recuperada por Cornell Capa, hermano de Robert, y depositada en el International Center of Photography -que él mismo había fundado- a finales de 2007. A partir de mañana podrá visitarse allí una exposición con una muestra de esas fotografías de la guerra civil española.

Víctimas de los bombardeos 
en el depósito de cadáveres de Valencia en 1937. 
Fotografía de Gerda Taro

Los tres fotógrafos eran judíos de distintas procedencias: Chim de origen polaco; Gerda, alemana; y Capa, húngaro. Todos eran antifascistas y llegaron a España para documentar la lucha en defensa de la República. Gerda Taro cubrió con su Leica la batalla de Brunete y en la maleta mejicana aparecieron las últimas fotos que hizo antes de morir aplastada por un tanque durante la retirada republicana aquel verano de 1937.

 Gerda Taro, fotografiada por Fred Stein en París, 
en 1935

Gerda Taro, fotografiada por Robert Capa 
en 1936

Gerda Taro, fotografiada por Robert Capa en 1936, 
en el frente de Córdoba

Juan Eduardo Zúñiga evoca a Gerda Taro en el penúltimo cuento de Capital de la gloria, empieza así: Pasarán años y olvidaremos todo, y lo que hemos vivido parecerá un sueño, y será un tiempo del que no convendrá acordarse. Pero Miguel, el protagonista del cuento, no puede olvidarse de Gerda Taro que entregó su hermosa vida a una digna tarea, a una justa causa perdida.

Fotografía de Gerda Taro

Después de leer la historia de la maleta mejicana, otras maletas empezaron a deslizarse, como si de una cinta transportadora se tratara, en el proyector de la memoria. Una película de maletas de la guerra civil. Las maletas de los niños embarcados hacia la URSS o hacia Méjico, las maletas de cartón de los refugiados, las maletas en la cabeza de las mujeres o arrastradas camino de la frontera francesa...

1939, la derrota y el exilio

O la maleta de Agustí Centelles con miles de negativos y material de laboratorio que el fotógrafo se llevó camino del exilio en febrero de 1939, la tuvo con él en el campo de Argelés-sur-mer entre miles de exiliados españoles. En la maleta mejicana también aparecen las fotos que hizó Robert Capa en ese campo en el que su colega catalán se encontraba internado.

Argelés-sur-mer, 1939. Fotografía de Robert Capa

Centelles arrastró aún la maleta con sus fotografías de la guerra civil por el campo de internamiento de Bram, antes de dejarla oculta en la casa de unos campesinos españoles en Carcasonne y recuperarla en 1976, casi cuarenta años después.
 
Niños que juegan a los fusilamientos, 
fotografía de Agustí Centelles, 1937

Una sola maleta bastaría para mostrar la guerra civil española, si se supiera contar. Cuánto más una maleta llena de negativos. Cuántas novelas, cuántas películas en la maleta mejicana, en la maleta de Centelles. Cuántas maletas tristes, abandonadas, escondidas, olvidadas, perdidas. Cuántas vidas que merecerían ser contadas. Y pensar que una sola mirada basta... Si se sabe ver la realidad inmensa contenida en un instante. En el instante de un disparo fijado en la conciencia. En las maletas de la memoria.

2 comentarios:

  1. Las buenas imagenes, los instantes precisos -y preciosos, si me permites la ñoñez- hacen que todo lo demás sobre, sea humo, blablablá. Alcanza con una imagen. Si, como bien dices, se sabe mirar, y contar.
    Un abrazo.

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  2. Que bonita esta Gerda en la foto de Fred Stein. Me ha gustado mucho la entrada, Daniel, me ha hecho recordar otra maleta de fotografías,esta imaginaria, la maleta de Ramiro Retratista, esa que contiene todo el universo de "El jinete Polaco", que es una de mis novelas favoritas. Gracias :)

    Abrazos

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