23/1/09
Un pájaro con manchas de nieve
Con estas palabras se refiere Tonino Guerra, el guionista italiano -La aventura de Antonioni, Amarcord de Fellini o Eleni de Angelopoulos-, al cineasta Andrei Tarkovski en un poema que le dedica cuando el director de Andrei Rublev acude a Italia para escribir juntos y rodar Nostalgia.
En el filme de Aleksandr Sokurov, Elegía de Moscú -una mirada tierna y precisa sobre Tarkovski y su legado-, podemos contemplar el momento en que Tonino le lee el poema a Andrei. Palabras sobre el hogar perdido, la patria abandonada y las tierras lejanas.
Un poema ruso escrito por un italiano -en dialecto, le aclara el guionista- . Tarkovski cree que es triste. Guerra piensa que es también esperanzado. Un poema sobre un pájaro que vuela con briznas del nido en las alas. Sobre un cineasta que ya no puede trabajar en su país. Un poema sobre la ausencia. Y la nostalgia.
El CGAI programó el primer ciclo, dedicado a un cineasta, a Tarkovski. De La infancia de Iván a Sacrificio. Hacía pocas semanas que había nacido también la EIS. Diríase que la escuela había esperado por el maestro perfecto. Y en la sala de proyección del CGAI nos encotrábamos todos, profesores y alumnos. Aprendiendo.
Tarkovski concibe el cine -el arte en general-como un proceso arduo, inseparable de la vida, unido a la idea de sacrificio: un filme debe representar una iluminación ética. Su ultima película adquiere, desde esa concepción del cine, el aura de un testamento. Pero en este vídeo que dejo aquí, Tarkovski se nos aparece próximo, apasionado, fervoroso. Los gestos de Andrei, dibujan en el aire el árbol de las palabras enraízadas en sus más íntimas convicciones. Son los consejos de Tarkovski a los jóvenes cineastas: una breve y honda lección de cine y vida.
En síntesis, Tarkovski aconseja a los jóvenes realizadores que aprendan a no separar su obra, sus películas, el cine en general, de la propia vida. Que uno debe evitar que existan brechas entre la vida y la obra. Que respondemos de las películas como de nuestros actos. Que debemos comprender que el arte representa un sacrificio y que uno debe aprender a servir al cine, y no al contrario. Que es el cine quien nos usa, y no al revés.
Pero claro, escuchárselo a Tarkovski, contemplar cómo lo dice Andrei Arsénevich es mucho mejor.
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Hace mucho que conseguí Sacrificio, pero no me atrevía a ver más títulos del director por "n" motivos (el principal: el tiempo).
ResponderEliminarVoy a intentar verla de una vez. Su relevancia para definir toda si obra debe ser por algo.