17/10/12

Visite nuestro bar


Me acuerdo de las galletas de coco. Cada domingo que me entregaba a una sesión continua en el Teatro Principal iba preparado con un cartucho (aquella bolsa de papel de estraza) de dos pesetas de galletas de coco que compraba por la mañana en la tienda de América. Las llamábamos así, aunque la verdad, el coco... Ocho galletas de coco que racionaba con sumo cuidado para que me duraran las dos películas (ya había resistido la tentación en el curso de la caminata de dos kilómetros hasta el cine: todo un ejercicio de disciplina).


Ángeles me reprocha que no las comprara en el bar del cine, como ella, así nos hubiéramos conocido mucho antes. Nos conocimos cuando ella tenía catorce años y yo dieciséis, así que tampoco sería mucho antes. Pero Ángeles insiste: "En una fiesta de agosto, no en el cine. ¿No leías el cartelito de Visite nuestro bar? Haberle hecho caso y me hubieras visto. Ya ves qué fácil".

Cine en Steele, Missouri, 1938. 
(Fotografía de John Vachon.)

Me acuerdo del cartel de Visite nuestro bar en el descanso de las películas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario