19/10/10

La intimidad de la mirada


Durante mucho tiempo tuve una reproducción de Hendrickje bañándose -o Mujer bañándose- cerca de la mesa de trabajo, al alcance de la mirada y de la mano. Uno no se cansa de contemplarlo, por más que cualquier copia -ésta es la mejor que encontré- resulte casi un agravio. El cuadro data de 1655, o 1654 según otras fuentes. Cuántas horas habré pasmado ante aquella hoja arrancada de una revista con mi pintura de Rembrandt favorita. Es un cuadro pequeño, 61,8 x 47 cm., pero cuando lo tuve delante, en la National Gallery de Londres, me costó un mundo separarme de él.

No se puede decir demasiado sobre una obra tan bella. Justamente, por ser tan bella reclama silencio. Y aun recogimiento. Porque la propia pintura habla del silencio de una mirada. Bueno, de tres miradas.

La mirada de Hendrickje, quizá la mujer que Rembrandt más amó -el amor de su vida-, quizá la mujer que más amó a Rembrandt. Una mirada recogida sobre sí misma, ensimismada, perdida en el espejo del agua, con una sonrisa leve en el aquel de aflorarle en los labios; una imagen, la que el agua le devuelve a Hendrickje y sólo a ella, que no podemos ver, pero allí, donde adivinamos que cuaja el reflejo de su rostro, en la frontera de la piel de las pantorrillas y la piel del agua, Rembrandt pinta rizos de puro blanco y puro primor, como si el riachuelo mismo celebrara ser un espejo.

Rembrandt mira -y pinta- a Hendickje absorta, embebida en el agua, en la pura sensación del tiempo suspendido; y la mirada del pintor desprende deseo y ternura, como si ese instante cifrara la eternidad de una visión. El pintor contempla a la mujer amada, el cuerpo que abrazó ayer, el que abrazará poco después, y también mañana. Rembrandt pinta la intimidad de Hendrickje. Y su mirada se recoge en el silencio, íntima, para escuchar la caricia del agua. Y las pinceladas nos susurran el amor del pintor por su modelo. El amor por Hendrickje.

Y la mirada de uno ve. Y escucha... la intimidad de la mirada (enamorada). Y calla.

5 comentarios:

  1. He leído tu entrada, he ido a mirar el cuadro y ya estoy de vuelta.
    Decirte que para mi es una muy buena manera de empezar la mañana, puesto que me identifico con tu reflexión aunque yo no me se explicar con tan estupendas palabras...¿suena bien eso de "estupendas palabras"? quizá no es correcta la expresión pero a mi me gusta.
    Buenos dias Daniel

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  2. Algo que se lee en un instante y sin embargo da para una vida.
    Algo que se descubre un día y no se puede dejar de verlo en toda la vida.
    Contemplación, intimidad, deseo y ternura.
    Daniel, por aquí ando. Muchas gracias y un abrazo.

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  3. lembrei cousas de Berger cando lin isto: por exemplo esta: pode servir de complemento: apertas
    http://books.google.es/books?id=9-SmbYwt7xUC&lpg=PA24&ots=Ts4Cngh_5M&dq=Hendrickje%20ba%C3%B1%C3%A1ndose%20%20%2Bberger&hl=en&pg=PA23#v=onepage&q&f=false

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  4. Se mete en el agua con la dicha y el asombro de los niños los niños...Que hermoso que él la viera así.

    Un beso, Daniel

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  5. El agravio de las malas copias lo redimes con el bálsamo de tus palabras.

    Un abrazo.

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