De la misma forma que podríamos hablar de una poética del sake a propósito del cine de Ozu, el cine de Hong Sang-soo destila una poética del soju.
Fotograma de Un cuento de cine de Hong Sang-soo
Sólo que son cines donde se bebe distinto; no sé si el sake es mejor aguardiente que el soju o si se trata más bien de que los personajes de Ozu son más viejos y más -o mejor- bebidos (aunque no más borrachos, por así decir). En el cine de Sang-soo, en cuanto vemos a los personajes trasegando soju, ya sabemos que se les va a soltar la lengua y se abrirán viejas heridas o escocerán las recientes. Digamos que en el cine de Ozu el sake propicia la melancolía y en el de Sang-soo el soju desata la torpeza (emocional), el enojo y aun la llorera.
Fotograma de Sanma no aji de Ozu
Fotograma de Mujer en la playa de Sang-soo
Como el de Ozu, el cine de Sang-soo se hilvana con humor, y sus películas cobran la forma de comedias (de la vida), con un poso casi siempre triste -Un cuento de cine (2005) o Mujer de la playa (2006)-, a veces amargo y aun oscuro -La mujer es el futuro del hombre (2004)-, alguna vez risueño, como en una de sus últimas películas, En otro país (2012), el único filme de Sang-soo estrenado aquí (casi seguro gracias a la presencia de Isabelle Huppert), que enhebra tres historias donde no faltan los pespuntes con botellas de soju.
Fotogramas de En otro país
Y como el de Ozu, el cine de Sang-soo puede verse como un juego de variaciones y repeticiones en torno a un reducido repertorio de situaciones (encrucijadas sentimentales, triángulos), una controlada combinatoria de personajes y tramas mínimas donde las escenas se desarrollan en planos largos que se nutren de conversaciones, casi siempre regadas con soju sin tasa. (Claro que no trato de comparar a Sang-soo con Ozu, Ángeles me libre; sólo escucho ecos, señalo huellas, sugiero pasajes.)
Fotogramas de Un cuento de cine
Con todo, más allá -o más acá- del sake o del soju, a quien también puede recordarnos por momentos Sang-soo, más que a Ozu (no me olvido de los créditos con fondo de arpillera, como en Mujer en la playa, donde resuenan los del autor de Cuentos de Tokio), es a Rohmer. Así que no puede extrañarnos que el cineasta surcoreano encontrara en Francia, desde hace diez años, un público receptivo para sus filmes fuera de los festivales -Cannes, Venecia, Berlín- donde ya era un cineasta reconocido; ni que rodara en París Noche y día (2008), o En otro país con una de las actrices-emblema del cine francés como la menuda e inmensa Huppert.
Fotograma de Oki's Movie (2010)
Pero no se trata de un Rohmer surcoreano, en Sang-soo resuena el cine del autor de El rayo verde -con esos personajes tantas veces tan irritantes-, pero tiene una mirada propia (y a medida que vamos conociendo mejor el cine de Hong más lejos lo vemos de Éric). Sang-soo es otro autor. Hasta En otro país, el más secreto de los cineastas de Corea del Sur, desde donde llamaban la atención -¿aún la llaman?- Park Chan-wook, Kim Ki-duk o Bong Joon-ho (del que me gustó mucho Memorias de un asesino en serie).
En el centro, la Huppert; a la dcha., Sang-soo,
en el rodaje de En otro país.
Sólo conozco seis (de las quince) películas de Hong Sang-soo. Las cinco que se editaron en dvd hace tres años me interesaron e irritaron a partes iguales. (Añadiré las molestias derivadas del uso del zoom desde Un cuento de cine, aunque lo administra de forma puntual, para reencuadrar y evitar el corte, es decir, para evitar la descomposición en planos de la escena.) Desde que pude ver En otro país he vuelto a aquellas cinco películas; añadiré a las mencionadas: Turning Gate (2002). Y ya no me irritaron, aunque me siga molestando (puntualmente) el uso del zoom.
Fotograma de Turning Gate
Hay cine -y aun gran cine- en esas películas. En casi todas, los personajes protagonistas son gente del cine -director, documentalista, estudiante de cine, actor- pero no resultan endogámicas, como si fueran del ramo de la carpintería, vamos, aun cuando permiten conjeturar una relación especular a un lado y a otro de la cámara. Parecen películas muy habladas pero las conversaciones se tejen sobre profundos silencios y elipsis cardinales. Y Sang-soo deviene un maestro de los pliegues temporales y las bifurcaciones (que también pueden verse como duplicaciones o juegos de espejos) de la trama, de las rimas, correspondencias y simetrías misteriosas, y de las reverberaciones sutiles en esas situaciones ya vividas (repeticiones) con mínimas variaciones, a menudo apenas visibles.
Fotogramas de una escena
de La mujer es el futuro del hombre
Me gustaron mucho Un cuento de cine y Mujer en la playa, pero si tuviera que citar la película que cifra el cine -el mejor cine- de Hong Sang-soo me quedo con La mujer es el futuro del hombre (por lo menos hasta noviembre de 2005 también era la preferida del cineasta, según confesó en Liberation), un filme donde el pasado gravita sobre el presente sin remedio, como si el tiempo se enredara en un bucle de arenas movedizas. Poética del soju en estado puro.
Vi la película "En otro país" únicamente de ese director y del otro que mencionás, no vi ninguna. Estoy acostumbrada y me gusta ver cine "independiente" pero se me hizo larga esa película. El análisis que vos hacés, la hace más interesante. Gracias
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