10/3/13

La pirata Jenny



Me tienta la idea de plantear un juego de encadenados que nos lleve de Lotte Lenya a Pablito Calvo. (Creo que durante un tiempo ¿Juan Marsé? colaboró ¿en El País? con una sección -de cine- con ese dispositivo.) Se me ocurrió hojeando -y ojeando- un libro de bolsillo que compré -como consta anotado- hace cuarenta años en la librería Xuntanza de Pontevedra -aún conserva la etiqueta- y me descubrió a Bertolt Brecht (supongo que sigue pasando, que es lo mejor que se puede decir de un libro).  


Leí con verdadero fervor los Poemas y canciones de Brecht, en versión de Jesús López Pacheco a partir de la traducción directa del alemán de Vicente Romano (en algunas piezas colaboró también José María Carandell). Cuatro de esas canciones correspondían a La ópera de dos centavos, así aparecía traducido el título original -en alemán-, Die Dreigroschenoper (también se tradujo como "de los tres centavos" y "de los tres peniques"), y ahora Miguel Sáenz lo traduce -en la edición del teatro de Brecht- como La ópera de cuatro cuartos; entonces, me pareció que la mejor versión sería La ópera de cuatro perras (ya no, claro), y creo que alguien lo tradujo como La ópera de cuatro perras gordas.

Bertolt Brecht y Elisabeth Hauptmann

Brecht empezó a concebir la idea de aquel cabaret -o revista musical- cuando su compañera, Elisabeth Hauptmann, le comentó el éxito de la reposición en Londres de The Beggar's Opera, con libreto del dramaturgo John Gay -la obra se estrenó en 1728- y partitura de John Christopher Pepusch, una crítica a la clase dominante con música popular. Esa conjugación de lo popular y lo político despertó el interés de Brecht. No tardó en adaptar algunas escenas con la ayuda de su compañera, que tradujo al alemán el libreto de Gay y lo ayudó con las versiones, y se lo hizo llegar a un productor. En el mes de abril de 1928, Brecht ya tiene entre manos el encargo de escribir Escoria -ése fue el título inicial- con vistas a a su estreno a finales de agosto.

Kurt Weill, Lotte Lenya y Bertolt Brecht

A mediados de mayo, Brecht y Hauptmann en compañía de Kurt Weill y su mujer, la cantante y actriz Lotte Lenya, se fueron a la Riviera a escribir el libreto y la música. Trabajaron a base de bien, y muy probablemente las letras de las canciones deberían haberlas firmado Brecht y Hauptmann. Pero el 10 de agosto cuando comenzaron los ensayos, con Lotte Lenya en el papel de Polly, tanto Kurt Weill como Brecht seguían reescribiendo la música y el libreto. Los ensayos resultaron tormentosos, con peleas y discusiones sin tregua. Todos, productores, autores y actores, incluido el director de escena Caspar Neher, presentían un fracaso que haría época. Para muestra un botón: la canción de Mackie Navaja se escribió en vísperas del estreno porque Harald Paulsen, el actor que interpretaba al personaje, amenazó con plantar la producción si su entrada en escena no se preparaba con un tema ad hoc. ¿Quién podía imaginar que la canción con que se abre la obra se iba a convertir en un clásico de la música popular?  


La ópera de cuatro cuartos se estrenó el 31 de agosto de 1928 en el Teatro am Schiffbauerdamm de Berlín con libreto de Brecht y música de Kurt Weill, doscientos años después de la obra de Gay que la había inspirado. Fue un cañonazo. Anticapitalista, antimilitarista y antifascista. En octubre ya se pusieron a la venta las primeras grabaciones. En un año había superado las cuatro mil funciones en más de cincuenta teatros. Las partituras se vendían como rosquillas y las canciones se escuchaban en bares, fiestas y bailes. Cuatro años después ya se había traducido a dieciocho idiomas y se representaba con éxito en Europa y América.

Cartel de Paul Davis 
para el montaje de 
La ópera de cuatro cuartos 
en Nueva York, 1976 

En 1931 había llegado a las pantallas la versión cinematográfica dirigida por G. W. Pabst con Lotte Lenya en el papel de Jenny. El guión de la película lo firmaban Béla Balázs, Léo Lania y Ladislao Vajda. Sí, supongo que ya habréis adivinado el eslabón que acaba uniendo a Lotte Lenya y Pablito Calvo, el niño-actor protagonista de Marcelino pan y vino (1955) dirigida por otro Ladislao Vajda, el hijo del guionista húngaro de la película basada en el cabaret de Bertolt Brecht y Kurt Weill.

Lotte Lenya, como Jenny, 
en la versión cinematográfica de G. W. Pabst

Desde hace cuarenta años, la Canción de Jenny la de los piratas (que Lotte Lenya cantaba como Polly en el cabaret y como Jenny en la película), se convirtió en una de mis piezas favoritas de aquel libro (de bolsillo) que me descubrió a Brecht.

1
Señores: hoy me ven fregar vasos / y soy yo quien les hace la cama. / Gracias les doy si me dan propina, / andrajosa de hotel andrajoso. / Pero ustedes no saben con quien hablan. / Una tarde en el puerto habrá gritos / y se dirán: “¿Qué gritos son ésos?” / Me verán sonreír mientras friego / y se dirán: “¿Por qué se sonrie?” // Y un barco con ocho velas / y con cincuenta cañones / habrá atracado en el muelle.

2
Ellos me dicen: “¡Vete a fregar!” / y me da la propina y la tomo. / Las camas les haré, qué remedio. / (Pero esa noche no dormirán.) / Pues por la tarde oirán en el puerto / un estruendo y dirán: “¿Qué estruendo es ése?” / Me verán asomarme a la ventana / y dirán: “¡Qué sonrisa tan rara!” // Y el barco con ocho velas / y con cincuenta cañones / bombardeará la ciudad.

3
Señores: se acabó ya la risa. / Porque todos los muros caerán, / será arrasada vuestra ciudad, / menos un pobre hotel andrajoso. / Preguntarán: “¿Quién vive en ese hotel?” / Y me verán salir por la mañana, / y dirán: “¡Era ella quien vivía!” // Y el barco con ocho velas / y con cincuenta cañones / empavesará sus mástiles.

4
Y a mediodía desembarcarán / cien hombres. Y vendrán, ocultándose, / de puerta a puerta, agarrando a todos. / Ante mi los traerán con cadenas, / y me preguntarán: “¿A quién matamos?” / Y habrá un silencio grande en el puerto / al preguntarme quién debe morir. / Se oirá entonces mi voz diciendo: “¡Todos!”, / y “¡Hurra!”, a cada cabeza que caiga. // Y el barco con ocho velas / y con cincuenta cañones / conmigo zarpará.


Os dejó aquí dos versiones, en las voces de Lotte Lenya y Nina Simone.







1 comentario:

  1. Si no me engaño, en las primeras grabaciones discográficas -puede que también en las representaciones de la ópera de Well y Brecht - aparece cantando una joven Marlene Dietrich, grabación que tuve en su día en casete pero que en una de las mudanzas acabó desapareciendo, por desgracia.

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