7/2/16

Aquella comedieta...


Hace un par de martes hablaba con Ángeles de La vida por delante (1958), de Fernán-Gómez; acababan de pasarla en la 2. ¡Qué moderna resulta aun hoy! Ese Antonio (Fernán-Gómez), abogado de pocas luces, que nos interpela desde la pantalla (mirando a cámara) para dar paso a flashbacks (y flashbacks dentro de flashbacks) desplegados con milagrosa fluidez, incluso si un flashback se anuda en bucle con un flashforward, cuando Fernando se dirige a nosotros mientras Josefina (Analía Gadé) -su mujer- duerme, culminando en el delirio de la comisaría con los testimonios sobre el accidente del biscúter de Josefina, que remata en esa cumbre cómica del relato tartaja del gran Pepe Isbert, un presunto testigo del siniestro, evocado (como corresponde, o mejor, en justa correspondencia) a través de un flashback igual de tartamudo. Y cómo olvidar ese "piso en el aire", cuya distribución imaginan Josefina y Antonio sobre un fondo de nubes en el desolado solar donde se construirá, o esa conversación imposible entre ellos, echando mano de (falso) raccord de miradas, hablando solos, él paseando y ella en taxi. O esos diálogos con réplicas gloriosas (donde resuena el humor surreal de Jardiel Poncela o Miguel Mihura), como aquella cuando Antonio intenta disuadir a Josefina de que ejerza como médico, ¿Porque mato a la gente?, quiere saber ella. No, mujer. Es que tu trabajo es una cochinada -argumenta Antonio-. Los cuerpos despedazados, los entresijos... Pero la película, ya desde los créditos, sobre pedazos de escenas interrumpidas (a las que la película volverá en su momento), nos despierta la sonrisa, como ese rótulo donde se agradece a Pepe Isbert que se haya hecho cargo de un papel inferior a su categoría artística, o el otro donde le agradecen al ciudadano norteamericano William Smith que para la realización de una escena del filme nos prestó un automóvil muy grande y muy bonito. Digámoslo ya, La vida por delante no tiene nada que envidiar al mejor cine europeo de finales de los 50; es más, parece anunciar otro cine español, que, si acaso, tuvo sus hitos puntuales, pero nunca consiguió articular una corriente (nueva), ni siquiera animar una (nueva) ola.

Cartel de Jano, que atina muy bien 
con el tono de la película.

La mirada de Fernán-Gómez, iluminada por felices hallazgos, pespunta en el tejido (documental) de sus imágenes una comedia romántica, preñada de ideas luminosas. Como Annie Hall, apunta Ángeles. Y tiene toda la razón. Sólo que veinte años antes. Estoy convencido de que Woody Allen (no había visto, no vio) La vida por delante, pero desde luego nuestro director conocía muy bien el cine de Lubitsch o de Preston Sturges y el cine neorrealista. Cuenta Fernán-Gómez en sus memorias, El tiempo amarillo, que la intención de aquella comedieta era una sátira de la chapuza española, que desarrolló en el guión con su gran amigo Manuel Pilares.
Pero esta idea previa, por torpeza mía, no se trasluce bastante en la película, que parece tratar de otras cosas. 
Eso que el cineasta considera una torpeza deviene una bendición. Parece tratar (también) de otras cosas, porque transfigura el tema con la levedad de la mirada y el vuelo del humor, de tal forma -la forma, siempre la forma- que la sátira de lo real no ahoga la respiración de la película ni cohíbe la vida de los personajes.


De milagro, La vida por delante consiguió un distribuidor y se estrenó en el cine Callao de Madrid. Ese día los espectadores interrumpieron la proyección aplaudiendo a Pepe Isbert al final de la única secuencia en la que interviene. La película se mantuvo durante seis semanas; era la primera vez que le pasaba algo así a Fernán-Gómez, hasta entonces una película suya nunca había pasado de la segunda.
Y para una película española sin niño y sin cantante, seis semanas no estaba del todo mal.
Han pasado casi sesenta años. No existe una edición decente en dvd de La vida por delante. Y podríamos pasar las cuentas del rosario de carencias relacionadas con nuestro patrimonio cinematográfico. ¿Y a quién le importa? Dice Antonio/Fernán-Gómez: Más que una vida por delante, preferiría una vida alrededor. Pues eso, ¿qué fiesta del cine español se celebra ahora mismo?

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