Me enteré hace unas horas de la muerte de Chantal Akerman. Se suicidó ayer por la noche, en París. Tenía 65 años. Otra vez el cine, de luto.
Fotograma de Toda una noche.
Ni siquiera encuentra uno consuelo releyendo un texto tan bello como el que le dedicó Serge Daney a Toda una noche. Qué triste suena ahora mismo. Ahora mismo, por lo visto, 'Chantal Akerman' es trending topic. Una ironía que -seguro- la divertiría; sus películas nunca fueron lo que se dice una tendencia, pero para algunos cineastas -y cinéfilos- fueron (son) imprescindibles:
Si tengo fama de difícil, es porque me encanta lo cotidiano y quiero mostrarlo. En general la gente va al cine precisamente para escapar de lo cotidiano.
Chantal Akerman
en Elle a passé tant d'heures sous les sunlights (1985),
de Philippe Garrel.
Nos quedan sus películas, sí, pero vamos a echar de menos los ojos, la voz, la mirada de Chantal Akerman.
En su última película, NO HOME MOVIE, registraba sus últimas conversaciones con su madre, ya muy enferma, a través de Skype. No sé si ha sido consecuencia de esa pérdida, pero se va una cineasta única. Descanse en paz...
ResponderEliminar