7/5/17

La cantante del bar Titanik


Ahí atrás nuestro hijo tuiteó (o retuiteó) una cita de Béla Tarr; decía más o menos así:
Tarkovski es mucho más inocente que yo. En sus películas, la lluvia purifica a la gente; en las mías, sólo enfanga todo.

Y me acordé de Kárhozat (1988), una película cardinal de Béla Tarr (la primera de las escritas con László Krasznahorkai), tan anegada por la lluvia que hasta la propia cámara parece acabar naufragando en el fango.


Hoy me desperté recordando a Vali Kerekes, la cantante del bar Titanik.


Y me levanté con el deseo urgente de volver a escuchar Kész az egész (Se acabó), uno de esos temas hipnóticos que compuso Mihály Vig para la película, iluminada por Gábor Medvigy; tan hipnóticos como el propio movimiento de cámara en manos del operador Sándor Csukás. (No olvidamos a otros dos cómplices de Béla Tarr, la montadora Ágnes Hranitzky y el director artístico Gyula Pauer.)



Os dejo aquí la letra de la canción tal como se lee en los subtítulos de la edición española:
Se acabó. / Todo ha terminado. / Todo. / Y no habrá otro. / No volverá a estar bien / Nunca más. / Quizá nunca más. / Es como una pesadilla. / ¿Dónde hay alguien nuevo? / ¿De dónde vendrá, si viene? / ¿O no vendrá nunca más? / Quizá nunca más. / Tómalo o déjalo. / ¿Qué puedes hacer? / Te quedas sin palabras, / Pero no puedes marcharte. / Hace mucho que se terminó. / Se está bien, / Es el paraíso. / Me alegra saber / Que no estaré aquí mucho más. / Tómalo o déjalo. / Dime, cariño, ¿por qué? / ¿Por qué tiene que terminarse ahora? / Y no habrá otro, / No volverá a estar bien / Nunca más. / Quizá nunca más. / Él tiene mi alma. / Las cosas van como el quiere. / Sin él este mundo / Es estéril. / Con él la vida es completa y dichosa. / ¿Cómo puede haber terminado? / Tonta. / Nunca más. / Quizá nunca más. / Se acabó. / Todo ha terminado. / No hay un final. / Ahora no hay un final. / No puede marchitarse / Y no se marchitará. / Nunca más. / Quiza nunca. / Quizá nunca más.
  

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