Ante la mirada de una vaca te sientes recién llegado a un tiempo remoto. Adivinas no sólo que estás de paso, sino que tampoco haces ninguna falta. Si acaso, para tomar nota. Y me acordé de aquel pecio de Rafael Sánchez Ferlosio en
Vendrán más años malos y nos harán más ciegos (un título profético donde los haya; bueno, vale, dejémoslo en sabio):
(
La Ilíada.) ¡Qué antiguas eran ya las armas, qué viejos eran ya los hombres, qué decrépito el mundo, qué anciana la palabra, ya en tu guerra, oh rey Agamenón!
No hay comentarios:
Publicar un comentario